La ciudad de Jaén celebró el pasado domingo en una calurosa mañana, la fiesta del Corpus Christi, en una procesión con gran afluencia de jienenses, muchísimos menos que en años pasados que uno recuerde y de una manera que no es la que tendría que ser, por ejemplo, ya ni se arrodilla la gente al paso del Santísmo y la vista de algunas calles como Bernabé Soriano al paso de la procesión era desoladora. Cierto es que eran las fiestas en honor a la Virgen de la Capilla con lo que eso trae añadido(la fiesta nocturna) y que hacía mucho calor, pero eso no son excusas para no asistir a esta manifestación de fé que es lo más importante para los católicos y más aún para los cofrades porque sin esto, lo que se hace en Semana Santa carece de sentido alguno. Faltaba muchísima gente.
Los actos se iniciaron a las diez de la mañana con la Eucaristía en la Catedral concelebrada por el Obispo, Monseñor Ramón del Hoyo, con miembros del Cabildo y Sacerdotes de la ciudad, encontrándose el templo abarrotado de fieles, con representación del mundo cofrade, en especial de las Hermandades Sacramentales. Miestras en las parroquias de La Merced, San Ildefonso y San Bartolomé, se celebraban misas en las que eran protagonistas los niños que éste año han recibido su primera comunión y que se unirían después a la procesión.
Durante la celebración Eucarística, el obispo pronunció una homilía destacando la importancia de la fiesta del Corpus para los Cristianos y aludiendo a la celebración del Día Nacional de la Caridad.
Poco después de las once se inició la procesión con el Santísimo. Muchos jiennenses esperaban en la plaza de Santa María cuando apareció en la puerta del templo la custodia del Vandalino, entre una espectacular lluvia de pétalos. Empezaron a entonarse cánticos Eucarísticos y a sonar marchas de Semana Santa acordes con el día, mientras se organizaba la comitiva en la que figuraban las representaciones y organizaciones de caracter religioso y sacramental y distintos grupos como la Escolanía.
El cortejo con una buena organización, por lo menos a simple vista, discurrió por el centro de la ciudad, pasando por numerosos altares bellamente decorados que se habían instalado por parte de algunas Hermandades durante el itinerario, en los que hizo parada el Santísimo.
La gran mayoría de los balcones estaban engalanados y hubo una gran respuesta al concurso convocado por la organización del Corpus para embellecer el desfile procesional de este año, al tiempo que las calles presentaban el aspecto singular de una fiesta, algo descafeinada, todo hay que decirlo, cubiertas de juncia.
Los actos se iniciaron a las diez de la mañana con la Eucaristía en la Catedral concelebrada por el Obispo, Monseñor Ramón del Hoyo, con miembros del Cabildo y Sacerdotes de la ciudad, encontrándose el templo abarrotado de fieles, con representación del mundo cofrade, en especial de las Hermandades Sacramentales. Miestras en las parroquias de La Merced, San Ildefonso y San Bartolomé, se celebraban misas en las que eran protagonistas los niños que éste año han recibido su primera comunión y que se unirían después a la procesión.
Durante la celebración Eucarística, el obispo pronunció una homilía destacando la importancia de la fiesta del Corpus para los Cristianos y aludiendo a la celebración del Día Nacional de la Caridad.
Poco después de las once se inició la procesión con el Santísimo. Muchos jiennenses esperaban en la plaza de Santa María cuando apareció en la puerta del templo la custodia del Vandalino, entre una espectacular lluvia de pétalos. Empezaron a entonarse cánticos Eucarísticos y a sonar marchas de Semana Santa acordes con el día, mientras se organizaba la comitiva en la que figuraban las representaciones y organizaciones de caracter religioso y sacramental y distintos grupos como la Escolanía.
El cortejo con una buena organización, por lo menos a simple vista, discurrió por el centro de la ciudad, pasando por numerosos altares bellamente decorados que se habían instalado por parte de algunas Hermandades durante el itinerario, en los que hizo parada el Santísimo.
La gran mayoría de los balcones estaban engalanados y hubo una gran respuesta al concurso convocado por la organización del Corpus para embellecer el desfile procesional de este año, al tiempo que las calles presentaban el aspecto singular de una fiesta, algo descafeinada, todo hay que decirlo, cubiertas de juncia.
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